
Reflexión mayo
25 abril 2021
Reflexión julio
25 junio 2021Seguramente en todos aun resuenen los ecos de la reciente celebración de Pentecostés, donde recordamos el cumplimiento de las promesas anunciadas por diversos profetas, así como por Jesús mismo, al decirles: “ Y yo rogaré al Padre, y él les dará otro Consolador, para que esté con ustedes para siempre”(Jn14,16), promesa cumplida a través del derramamiento del Espíritu Santo (E.S) sobre los discípulos en el día de Pentecostés, mientras estaban en el aposento alto orando y ayunando, en obediencia a las instrucciones recibidas de Jesús antes de su ascensión (Hech1,5).
Así como en la fiesta de Shavuot judía (origen de la celebración de Pentecostés), donde entre otras se conmemora la entrega de las tablas de la ley por parte de Dios a Moisés en el Monte Sinaí, así también en esa celebración, Dios derramó a través del E.S el entendimiento de las Escrituras en los corazones de los discípulos, de modo que no solo pudieran hablar en diferentes lenguas según el E.S les había dado, sino que tuvieran un entendimiento sobrenatural del significado y cumplimiento de las Escrituras a través de la vida ministerial, muerte y resurrección de Jesucristo.
Con esa predicación elocuente y la consecuente conversión de miles de personas se da lugar al nacimiento de la primera iglesia y su efecto multiplicador del primer siglo, como se relata en el libro de Hechos. Desde entonces, el anunciado reino de Dios no ha dejado de expandirse, producto del obrar del E.S. en poder y autoridad a través de los discípulos primero, y tantas personas fieles q siguieron su ejemplo desde entonces.
En Hechos cap 9 Lucas nos relata la conversión de Pablo, y en ese encuentro y diálogo con Jesús hay 2 preguntas cruciales que siempre me interpelan: «¿Quién eres, Señor?» (v5) y luego “Señor, ¿qué quieres que yo haga?”(v6). 2 preguntas muy oportunas y actuales que debemos responder cada uno de nosotros, quien es Dios en mi vida hoy, y qué quiere que haga hoy por él.
La primera, puede parafrasearse y volverla como un bumerang en referencia a un diálogo que Jesús tuvo con los discípulos según Mt16,13-15, donde les pregunta qué dice la gente acerca de Él, para finalmente preguntarles a ellos, «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» (v15). Mi respuesta a esa pregunta definirá lo más íntimo de mi “ser”, en relación con Jesús y mi identidad en Él como hijo amado, salvado y justificado por Su sangre derramada en la cruz. A partir del obrar del E.S. en mí, de mi búsqueda y consiguiente relación con Jesús es donde se irá forjando esa identidad, dependencia y sumisión a la guía y obrar del E.S. en nuestras vidas.
Sobre el cimiento de esa identidad arraigada en la respuesta a esa primera pregunta (ej de como Pedro responde en Mt16,16), maravillados y humillados delante del Señor como Pablo, un corazón agradecido, dispuesto a servir, ¿acaso no nos surge automáticamente esa 2da pregunta que Pablo hace entonces, “Señor, ¿qué quieres que yo haga?” Y Jesús, al ver ese corazón dispuesto, le indica el siguiente paso “Levántate y entra en la ciudad. Allí se te dirá…”
Para Pablo, responder estas 2 preguntas, una definiendo su “ser” y recién luego respondiendo el (qué)“hacer”, implicaron un cambio radical de vida, donde ante cada nuevo desafío que tenía por delante en su ministerio tuvo que reformular y responder estas preguntas de manera más y más profunda…
¿Cuál sería tu respuesta hoy a estas preguntas? Cuando la respondas, Dios te llevará a una experiencia nueva, que demandará todo tu esfuerzo, dedicación, enfoque y tiempo… pero en la dependencia completa de Él, aún hoy, ese Consolador, esa promesa cumplida de Jesús, te revelará las respuestas y te capacitará para cada desafío nuevo por delante, vivificando esa experiencia de Pentecostés en nuestro tiempo ¡para la expansión del Reino y la Gloria de Dios!
Helmut Bachmann