Historia
3 abril 2020
Reflexión mayo
25 abril 2021Creciendo y Sirviendo Juntos
Andrés Corrales
18 Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor.
19 Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos.
Mateo 25:14-30
Cuando leo esta parábola me hago la pregunta ¿Será posible entregar a Dios más de lo que se nos dio aún en tiempos de pandemia? ¿Será posible que como Iglesia la expectativa de Dios es que utilicemos lo que se nos ha confiado maximizándolo para su gloria? ¿Será que aún en tiempos donde debemos mantener la distancia el Señor nos pide ser una comunidad cercana que valerosamente explora oportunidades de servicio para ser de bendición a otros y decididamente ser luz?
Antes de adentrarnos un poquito en la famosa parábola de Los Talentos, tengo que confesarte que por mucho tiempo cuando miraba esta parábola, me debatía en realmente que era lo “tan malo” que el siervo había hecho como para recibir la reprimenda y castigo de su Señor. Pensaba para mis adentros que no estaría tan mal si con lo que había recibido lo había entregado “intacto” bueno, quizás con algo de polvo, pero al fin de cuentas no se lo robó, solo no generó ganancias, no necesariamente para mí sería una perdida.
¿Qué es lo tan malo?
Creo que parte del enojo del Dueño tiene que ver con que sus acciones condecían desde el miedo y una mala interpretación de quien y como realmente él era. Y sí aún que fuese él de la manera desdibujada que tenía de él, aquel siervo había decididamente apostado por el miedo, ese que solo paraliza y detiene cualquier proceso de beneficio para el mismo siervo y los otros.
Servimos a un Padre generoso
Ahora bien, pensemos en nosotros como iglesia, debemos de abonar nuestra perspectiva de quien es Dios y lo que este hace por nosotros, dándonos de un amor sin límites, llenando cada uno de nuestros días con su misericordia, equipándonos a través de la presencia de su Espíritu en nuestras vidas, tanta generosidad de un Padre generoso debe volcarse en amarlo y amar a los demás utilizando los dones y recursos que Él ha puesto en cada uno de nosotros.
No se trata de “mantener la chacra”
Una mirada que no facilita el crecimiento de la iglesia es aquella que es como la de este siervo tuvo, pensó que sería suficiente con entregar a su Señor “lo mismo”, miramos al continuar la lectura de la parábola que no podía estar más equivocado.
Dios busca de nosotros que pongamos en marcha aquello que se nos ha sido dado en pro de que su Reino se establezca vigorosamente en nuestra ciudad y el mundo, y esto debería hacer que siempre nos comprometamos con servir a Dios buscando mejorar lo existente y no solo “cuidar la chacra”, nos debe hacer buscar la excelencia, servir apasionadamente y mirar con esperanza que somos parte de los mismos planes de Jesucristo para un mundo del que se nos dice que Dios no quiere que nadie se pierda.
Sin pausa
Así que anhelo animarte, aunque en ocasiones todo lo que está pasando en el mundo nos incita a temer y ocultarnos y poner en un “receso” nuestros dones y recursos, debemos de seguir siendo sal y luz.
Acá algunas ideas:
- Aportemos animo a quienes están pasando momentos difíciles en la congregación.
- Seamos más generosos que antes ya que la Iglesia sigue apoyando familias en necesidad.
- Pensemos en aquellos a quienes y con quienes servimos y no nos desconectemos de ellos más bien encontremos con nuestros equipos maneras creativas para hacerlo.
- Busca conectarte virtualmente con otras personas fuera de tus círculos, ya que nunca sabemos lo que podría significar para alguien que les hagas saber que estás orando por ellos.
Construyamos juntos una comunidad que no se esconde, sino que decididamente cree que se puede estar cerca y seguir sirviendo a los otros aún en estos tiempos.
Sé que tú como yo anhelamos escuchar un día juntos: Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Mt. 25:23